Las mejores experiencias que un viajero debe disfrutar en la capital china


Pekín no puede dejar indiferente a nadie, sus dimensiones, sus multitudes, sus cielos la mayor parte de los días de un plomizo que pesa en las retinas y en los pulmones, sus tranquilos parques con grupos practicando Tai Chí al atardecer, acogedores cafés, monumentos archiconocidos, paseos por lo que queda de sus viejos hutongs, edificios llegados desde el futuro o uno de los metros más eficaces que conozco. Propongo una lista de experiencias que todo viajero debería sentir en su estancia en la capital China.


- Un paseo por Dongcheng norte: Dongcheng es todo el barrio que rodea a la ciudad prohibida por lo que gran parte de las atracciones turísticas de la capital se encuentran ahí, pero lejos de las masificaciones propias de Tiananmen y sus aledaños la zona norte se compone de estrechos hutongs plagados de cafés y bares coquetamente decorados dónde tomarse un chocolate con brandy en invierno o un cerveza al fresco en sus patios si aprieta el calor. La parada de metro más cercana es Zhangzizhong Lu desde ahí piérdete por los hutongs hasta llegar a la famosa Torre del Tambor y si aun tienes ganas de caminar más a un paseo andando está el Lago Qianhai, uno de los mucho conectados entre si que hay en la ciudad, relajarse dando un vuelta, tomar un bote o disfrutar de alguno de las docenas de bares que hay en sus orillas son algunas de las posibilidades que te brinda este recorrido.

- El distrito del Arte 798:  ¿Quién iba a pensar que una zona de naves industriales diseñadas con ayuda de técnicos de la antigua RDA en los 50 del siglo pasado se iba a convertir en el epicentro del arte moderno chino? Pues así es. Cada nave industrial es un galería con cuadros esculturas o cualquier expresión artística que se te ocurra por descubrir, todo ello salpicado de cafés, restaurantes de aspecto moderno y alguno que otro tradicional de toda la vida. Conejos verdes gigantes saltando sobre las aceras y algunas de las obras más provocadores de los artistas chinos más críticos con el régimen como el famoso Ai Weiwei. Caminar con calma entre las viejas fábricas sin perder ojo al paisaje humano con la gente más bohemia de todo Pekín bien te puede tomar todo el día así que procura no visitarlo a última hora, a partir de las 17:30 todo empieza a cerrar, al menos en invierno.

- La torre CCTV: El edificio moderno más impactante de todo China. Es la nueva sede de la televisión estatal china (CCTV) y está enclavado en la zona financiera de Pekín. La pena es que no es visitable así que hay que conformarse con verlo desde la acera colindante y aunque el espectáculo es digno, ¡os sabrá a poco seguro!. El edificio diseñado por Rem Koolhaas y Ole Scheeren es toda una obra maestra de la arquitectura moderna. Los 234 metros de altura de las dos torres con forma de L invertida conectadas entre sí por la parte más alta emanan equilibrio y elegancia por cada poro de su piel de cristal. Los pequineses de forma cariñosa apodan a este edifico el "gran par de pantalones" o "los calzoncillos" según quién te lo cuente. Supongo que en chino sonará mejor pero os garantizo que va con sorna porque cuando te lo cuentan no pueden dejar de reír.

- Montar en el metro: Sí, monta en el metro y fascinate. Fascinate con el tamaño de las estaciones, fascinate como los enormes andenes se llenan en apenas un minuto de viajeros y como apenas se ha marchado alguno de los interminables trenes ha entrado otro en la estación para transportar a los cientos que en breves instantes se apelotonan ante la mampara de separación. Es como una maquina perfecta que mueve toda la savia de la ciudad con un precisión absoluta. El metro luce moderno y limpio, es sencillo de usar y te puede llevar a casi cualquier lugar de la ciudad y además si eres de los que te gusta mirar te sentirás como en medio de la Pekin Fashion Week con los modelitos que luce la gente y todo esto por apenas un par de yuanes que cuesta el trayecto medio.

- El estadio olímpico: El área del estadio olímpico y sus aledaños  es sin duda digna de ver y no sólo por el estadio en si o el complejo de las piscinas olímpicas que despliegan una impactante arquitectura vanguardista si no que también esta rodeado de enormes parques y lagos a los que los pequineses acuden a relajarse por lo que después de estar toda la mañana en ruta por la ciudad se convierte en el lugar ideal en el que ir a desconectar un poco de la jungla urbana que Pekín puede llegar a ser. Eso si, las multitudes seguirán omnipresentes como en casi cualquier lugar de la ciudad.

- El Palacio de Verano: Quizás junto con la ciudad prohibida el sitio más emblemático de la ciudad y al igual que la ciudad prohibida atestado de gente a cualquier hora pero a diferencia de ella aquí las dimensiones son tales que por mucha gente que haya es sencillo encontrar rincones relativamente tranquilos. jardines impresionantes, lagos enormes, palacios de película y de las mejores vistas de Pekín que uno pueda tener. Compra algo de provisiones y busca tú rincón favorito en el que sentarte  a hacer un pequeño picnic y ver la gente y el tiempo pasar. Se puede emplear fácilmente un día entero paseando por sus parques.

- Entra en una discoteca: incluso si no eres muy fiestero merece la pena visitar una disco china. El código de etiqueta no suele ser estricto y menos para un extranjero y de nuevo el espectáculo humano y las formas de comportarse son tan distintas a las españolas que merece la pena pasar allí un buen rato aunque no seas de mucho bailar y ver a la juventud china en su faceta más loca, que no es poco. 

- Elige un restaurante al azar: La comida china es espectacular aunque a veces como extranjero puede llegar a ser un dolor de cabeza acertar con el plato adecuado. Son mayoría los sitio que no tienen ni menú en inglés ni fotos por lo que lo mejor es encomendarse al destino y dejar lo que vas a comer al azar. A veces serán platos deliciosos, otras comidas picantes a rabiar e incluso habrá veces que no sepas muy bien que es lo que te han servido. La lotería culinaria es una forma divertida aunque arriesgada de comer por lo que otras formas de elegir son escoger siempre un restaurante con bastante gente para poder observar que es lo que los demás comen y señalar así lo que a uno le apetece o meterse directamente en la cocina a ver qué es lo que se cuece y señalar allí lo que te gustaría comer. Siempre que haya chinos que chapurreen algo de inglés cerca te intentarán ayudar a escoger por lo que no seas tímido y zambullete de golpe en el restaurante que mas te atraiga aunque no tengan menú para extranjeros

- Pasea pasea y pasea: Pekín es enorme y tiene unos excelentes medios de transporte públicos pero como mejor te vas a impregnar de la esencia de Pekín es andando hasta que de repente te des cuenta de que has terminado en una calle donde todos los carteles y anuncios no están en Chino, si no ¡en Ruso!. Estás en medio del barrio ruso de la ciudad y no sabes ni como has llegado hasta allí, poco después sigues andando y en un parque ves a un grupo de 50 o 60 mujeres practicando bailes armónicos al son de los sonidos de un amplificador portátil. Te das de bruces con un puesto que vende caballitos y estrellas de mar para comer, un templo por aquí, un hutong por allá, media hora de relax en un parque en el que los viejos del lugar sacan sus pájaros enjaulados a que les de el sol. La ciudad en un espectáculo así que déjate llevar y ¡vívelo!

- Calle Gastronómica: ¿te imaginas una calle interminable llena de restaurantes de todo tipo a ambos lados con farolillos rojos chinos colgados de los arboles y los locales, terrazas, cocinas a la vista y cualquier cosa que se puede comer lista para emplatar? Pues eso es lo que encontrarás en Guijie, la calle gastronómica más popular de todo Pekín. Cientos de restaurantes, un ambiente formidable y tanta oferta que te será complicado elegir donde cenar. Definitivamente uno de los lugares imprescindibles de la ciudad

- Puesta de sol desde la colina Jingshan : Si tienes suerte y tu estancia coincide con uno de esos días conocidos en Pekín como los días en los que "el cielo está alto y el aire es puro", no lo dudes, después de visitar la ciudad prohibida y justo en su salida norte encontrarás el parque Jingshan en cuyo centro se encuentra una colina artificial coronada por un templo budista con una vista que quitan el hipo sobre toda la ciudad pero  muy especialmente sobre todo el complejo de la ciudad prohibida y sobre las montañas que rodean la ciudad al oeste por las que verás el sol caer si tienes suerte y la neblina permanente que envuelve la ciudad te da una tregua.  

 
ImagenEntrada a la Ciudad Prohibida, Tian'anmen
Llevaba años deseando visitar China y hasta ahora lo más cerca que había estado fueron unos días que pasé en Hong Kong de camino a Filipinas con mi amigo Jesús en mi primer viaje por tierras asiaticas.

El pasado agosto con un visado para dos meses por tierras chinas, de esos que ahora se han puesto imposibles de conseguir y que a mi me costó una semana de papeleo en la embajada china en Thasken (Uzbekistán) estando ya a los pies de la frontera entre China y Kirguistán tuve que regresar a España con la fecha de entrada del visado a punto de caducar debajo del brazo y volver a solicitar otro, esta vez de 30 días (¡aunque al final me dieron 32!) para el gigante entre los gigantes.

Después de tantas idas y venidas mis ganas por poner un pie sobre suelo chino iban en aumento así que las expectativas eran muy altas y he de decir que tras más de una semana por estas tierras se estan viendo superadas con creces. Lo menos que se puede decir de China es que es una locura de proporciones colosales que no puede dejar indiferente a nadie.

Durante los primeros días nos hemos dado sesiones maratonianas pateandonos Pekín de arriba a abajo y aun así tengo la sensación que queda tanto por ver que la ciudad no se acaba nunca. Desde los lugares más tipicos como la Ciudad Prohibida o el Palacio de Verano hasta el vanguardista Distrito del Arte 978 todo tiene unas dimensiones a las que en Europa no estamos nada acostumbrados. Al igual que a las multitudes, esas multitudes que lo invaden todo y que hacen que uno se pregunte si los nacidos por aquí han sentido alguna vez lo que es estar solos consigo mismo y sus pensamientos y nadie más alrededor. Al principios parece imposible que te puedas llegar a quedar solo en este país, y sobretodo en sitios emblematicos, pero luego te das cuenta de que son personas muy gregarias y que lo suelen tener todo muy planificado, por ejemplo visitarán la muralla china con un tour organizado y si las visitas a la muralla terminan a las 17:00 todo el mundo se habrá ido a las 16:00 por lo que si tú vas por tu cuenta y negocias con el conductor de la minivan que te ha llevado hasta allí que ha de esperar hasta las 17:00 en punto te dará una hora para disfrutar de la muralla en exclusiva para ti solito toda entera, además disfrutando de los colores de la puesta de sol. ¡Recomendable al 100%!











 
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Llega este blog con casi dos años de retraso desde que dio comienzo mi aventura y escribí la sección acerca de mi, único vestigio del embrión de blog que jamás llegué a publicar y donde se suponía publicaría las aventuras y anécdotas de mi periplo por Asia.

Desde entonces he conocido a mucha gente de todo el mundo, he visitado varios países, he regresado a España por asuntos personales más tiempo del que me hubiera gustado, me he vuelto a marchar y de nuevo he tenido que regresar por unas semanas más, lo que me ha dejado tiempo libre para por fin enfrentarme a este cuaderno de bitácora. Entre tanto me he hecho Divemaster, he sido deportado de Rusia, he aprendido a montar en motocicleta, he saltado en paracaídas por mi mismo, he pasado dengue e infinidad de otras pequeñas anécdotas que han hecho que la apuesta inicial renunciando a mi trabajo haya merecido no ya la pena si no que estos meses se hayan convertido en los más divertido e interesantes de toda mi vida. Aun no sé cómo terminará todo esto, quizás encuentre un lugar en Asia o finalmente cruce el Pacífico rumbo a América, puede que incluso tenga que regresar a España aunque de momento esa sea una de mis últimas opciones. 


Esto es quizás una de las cosas más bonitas de toda esta aventura, el levantarse de la cama y no saber muy bien qué es lo que va ocurrir en tu día, la mayoría de las jornadas te levantas sin saber qué harás, a quién conocerás o incluso dónde dormirás. Todo es un juego de final abierto lo cual se agradece tremendamente después de una temporada de mi vida donde prácticamente sabía donde estaría en cada momento del día, de la semana, del mes o incluso del año. De 8 a 18 en la oficina, de lunes a viernes en el trabajo, los sábados por la noche saliendo o quizás un cine... todo esto voló por los aires el día en el que tuve el arrojo para cambiarlo y me dispongo a compartir en este blog mis experiencias, sensaciones y emociones aunque todo llegue con un poco de retraso.



De ruta por la vida, nunca perdido
Path for life, never lost